Todo puente tiene una carta.
Todo puente tiene una carta. Una rosa y una historia. Todo puente ha tenido una discusión, y unas cuantas lágrimas. Todo puente tiene unas uñas aferradas a los barrotes, a aquellos recuerdos que por mucho que queramos los tenemos amarrados a eso tan frío del corazón. Y sí. Todo puente tiene una carta. Esa en la que me despido, y te cuento todo lo que te he querido. En esa en la que te inculpo de haberte ido. Así, sin más. Como siempre ocurre. Estoy harta de escribir el mismo poema con papel y letra. Siempre contando que te fuiste de la noche a la mañana, sin ninguna carta, ni rosa. Y hoy. Hoy me he levantado más débil que nunca. Con ganas de dejar a fuera todo aquello que llevado dentro desde que te fuiste. Hoy te escribo desde este puente. Hoy te escribo una carta. La carta de mi puente. Para que cuando la leas, yo ya estaré lejos. Haciendo mi vida, y sabiendo que ya no quiero tu despedida. A diferencia de ti, yo te escribo esta poesía