Muy de Paula

Pasajera, así me llaman. De viento ligero y alma dura. No se por cuantas estaciones he pasado ya,  pero con un poco de cerillas he arrasado con todas. No soy de dejar recuerdos,  si no,  de marcarlos. Y aquí estoy,  más marcada que nunca por que hay veces que el mismo fuego que provocas tu misma te salpica.. Y no sabes cuanto .. No lo llegas a ver hasta que pasado un tiempo te duelen las quemaduras y te das cuenta que hay veces que el perdón hacia otra persona es lo único que te puede salvar,  pero claro,  el orgullo y la rabia hay veces que te ciega de tal manera que quieres que todos prueben lo que sientes, ese dolor tan amargo que ni siquiera sabes como describirlo.. No invito a nadie a probarlo.. Solo invito a alguien que me ayude a dejar de ser pasajera en las vidas ajenas y me pida que deje mi maleta en él. 

Después de tantas despedidas empiezas a creer que ya nadie va a quedarse para darte la mano  y continuar en todo este desastre.  Comienzas a creer que todas las personas acaban siendo las mismas,  que los patrones se repiten una y otra vez  y que la única ilusa de todo este juego acabas siendo tú.  Ya no quiero más juegos, ni más trucos,  ni dobles caras ni cartas trucadas.  Se acabó la magia,  se acabó el ilusionismo  y el hipotético romanticismo que al final nadie tenía.  Ya basta el ante ponerse así misma por unos segundos de felicidad ficticia.  Que más vale un domingo de manta y soledad,  que una eternidad de mentira.