De curva fina
Ella era de curva fina, adicta al tabaco, pero también a la medicina. Fanática de los precipicios, de los ojos brillosos y labios carnosos. Ella era fina, delicada y extrovertida. Pero dentro llevaba un precipicio que nadie descubría. Bastaba con mirarla, besarla, y pasar una noche en la cama, para darte cuenta que su alegría no existía. Era adicta a lo que la consumía, experta en las recaídas, e ingenua ante ella misma.