Deja huella

Nunca supe valorar bien las cosas, 
bueno, 
nunca nunca es decir mucho, 
quizás era un tira y afloja de la vida y yo.

Se pasa la vida, y nos consumimos,
se pasa por delante de nuestras narices y nunca somos capaz de remediarlo.

No nos mintamos, 
dentro de un año la humanidad pensará en esto como un simple mal sueño, 
una pesadilla,
o como una nueva oportunidad, 
de vivir, de ver, de amar...
de lo que cada una quiera o sea capaz de aceptar. 

Me pasé gran parte de la infancia soñando,
no me preguntéis en qué, porque mitad de los recuerdos son muy cursi,
y la otra mitad ya ni me acuerdo. 
Entré en la adolescencia con ganas de comerme el mundo, 
pero de una manera que acabó siendo tóxica, 
porque sí, 
me consumí, 
me destruí, 
me hundí,
y todo yo solita. 

Me gusta ser independiente, 
incluso cuando se trata de ponerme contra las cuerdas,
y no unas cualquiera, 
si no con mi propia mente.

No hay peor odio que el de tu propia cabeza, 
pero todo eso, 
se quedó ahí, 
un mal sueños, una pesadilla. 

Todo te hace aprender, 
todo lo malo tiene su parte de aprendizaje, 
y doy gracias a la vida por cada bache,
tropiezo o pelea conmigo misma. 

La entrada a la madurez, 
o bueno, 
el intento de hacerlo no podría ser mejor, 
pero a veces hace falta que pasen cosas así para darte cuenta de que 
hay que parar, 
respirar
y tomarte un café contigo misma. 

Cuantas veces maldije ir al trabajo,
cuantas veces me quejé para mis adentros de lo mucho que quería estar en casa 
y ahora solo trato de escapar de ella. 

Cuantas fiestas, 
cumpleaños, 
despedidas y cenas se me han quedado por el camino.
Cuantas noches de amor y de risas pospuse por algo más 'importante'.
A cuantas personas he dejado por el camino
y cuantas cervezas dejé de tomar, 
es que ya ni me acuerdo...

Cuantos recuerdos, 
y cuantos planes pospuestos para 'mañana', 
sin saber,
que hoy sería el último. 

Supongo que en unos meses todo habrá pasado, 
nadie se acordará en su plenitud, 
y ninguno de mis vecinos saldrá a las 20:00.

Pero solo espero, 
que esto deje huella, 
huella pero de la buena, 
de esa que entre sonrisa y sonrisa agradeces porque te hizo cambiar de ritmo de vida. 



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